El lince ibérico pasó por su peor momento a comienzos de siglo XXI. En 2002 no llegaban a 100 los ejemplares que había en libertad repartidos por Doñana y Sierra Morena y sólo había 4 hembras en cautividad. A partir de ese momento se pusieron en marcha numerosas actuaciones en el campo para recuperar la población silvestre a la vez que comenzó el programa de cría en cautividad. Este está compuesto por 4 centros dedicados en exclusiva a la reproducción del felino: El Acebuche en Huelva, La Olivilla en Jaén, Granadilla en Cáceres y Silves en Portugal y un centro asociado, el Zoobotánico de Jerez. En la actualidad, estos centros mantienen a más de 150 ejemplares. En 2005 se consiguió la primera camada en cautividad y en 2010 se comenzaron a liberar los primeros cachorros, habiéndose alcanzado recientemente la cifra de 100 ejemplares nacidos en cautividad liberados en la naturaleza. Estos han venido a reforzar la población silvestre y a crear nuevos núcleos en Extremadura, Portugal y Castilla-La mancha, llegando a aumentar la población silvestre hasta algo más de 300 ejemplares en la actualidad, aunque aún se encuentra en una situación crítica y precisa de importantes medidas de conservación.