PINO PIÑONERO
En tu paseo vas a ver algunos pinos de gran porte, majestuosos. En el Mediterráneo son compañeros habituales, por eso los encontraremos en muchas canciones, poemas…
En el mundo griego los pinos se adornaban con cintas y violetas, como si fueran el cuerpo del joven Attis.
Te proponemos el poema Dónde está la morada del amigo, de Sepehri, un autor de poesía persa. Las imágenes son muy sugerentes, llenas de fantasía y de conexión con la naturaleza y sus fuerzas. “Amigo” puede interpretarse en el sentido de amistad o de amor.
¿Dónde está la morada del amigo? preguntó el jinete en el crepúsculo.
El cielo se paró en seco.
El peregrino entregó a la oscuridad de la arena
el ramo de luz que salía de sus labios
y dijo señalando a un álamo:
Delante del árbol
hay una callejuela con jardín, más verde que el sueño de Dios,
donde el amor es azul como las alas de la verdad.
Ve hasta el final de esa calle que empieza en la adolescencia
luego gira hacia la flor de la soledad
y justo dos pasos antes de la flor
quédate al lado de la fuente eterna de las leyendas terrenales,
donde te alcance el miedo transparente.
En la sinceridad que fluye alrededor oirás un susurro.
Verás a un muchacho,
ha trepado a un pino alto para coger un polluelo del nido de la luz.
Le preguntarás: ¿Dónde está la morada del amigo?
Te proponemos este breve poema popular de Augusto Ferrán, contemporáneo y colega de Bécquer.
Yo me arrimé a un pino verde
por ver si me consolaba;
y el pino, como era verde,
de verme llorar, lloraba.