JARAMAGO
Sobre el tejado de la casa de la Marquesa encontrarás fácilmente esta sencilla planta de flores amarillas. La asociamos a lugares que no están tratados por la mano del hombre. Si no los ves desde el punto propuesto, puedes alejarte un poco e ir buscándola por algún rincón del tejado.
Su humildad no le impide ser la protagonista final de este poema de Fco. Villaespesa, autor modernista de principios del s. XX.
JARAMAGO
¡Ni una cruz en mi fosa!... ¡En el olvido
del viejo camposanto,
donde no tengo ni un amigo muerto,
bajo la tierra gris, sueñan mis labios;
y de sus sueños silenciosos brotan
amarillos y tristes jaramagos!
Si alguna vez hasta mi tumba llegas,
lleva esas pobres flores a tus labios...
¡Respirarás mi alma!... ¡Son los besos
que yo soñaba darte, y no te he dado!