15.- Ginkgo (Ginkgo biloba: Zoobotánico Jerez - Página oficial

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GINKGO

Delante tuya tienes una especie asiática que convivió los dinosaurios y que sobrevivió a la bomba atómica. Puede alcanzar los mil años y es muy apreciado en medicina.

 

Sus hojas bilobuladas contienen el simbolismo oriental del uno y lo doble: el amor une a dos personas en una sola. Así se lo mostró Goethe a su amada Marianne cuado le mandó un poema de amor con una hoja de ginkgo dibujada.

Si paseas bajo un ginkgo en el momento oportuno (quizás noviembre) podrás imitar a Goethe y ofrecer a la persona amada una hoja amarilla de ginkgo para poner entre las páginas de un libro.

 

Es lo más llamativo en este árbol: sus hojas amarillas y su caída. Así nos lo muestra el poema de Elena Martín Vivaldi.

 

GINKGO BILOBA

[ÁRBOL MILENARIO]

Un árbol. Bien. Amarillo

de otoño. Y esplendoroso

se abre al cielo, codicioso

de más luz. Grita su brillo

hacia el jardín. Y sencillo,

libre, su color derrama

frente al azul. Como llama

crece, arde, se ilumina

su sangre antigua. Domina

todo el aire rama a rama.

Todo el aire, rama a rama,

se enciende por la amarilla

plenitud del árbol. Brilla

lo que, sólo azul, se inflama

de un fuego de oro: oriflama.

No bandera. Alegre fuente

de color: Clava ascendente

su áureo mástil hacia el cielo.

De tantos siglos su anhelo

nos alcanza. Luz de oriente.

 

Amarillo. Aún no imagina

el viento, la desbandada

de sus hojas, ya apagada

su claridad. Se avecina

la tarde gris. Ni adivina

su soledad, esa tristeza

de sus ramas.

 

Fue certeza,

alegría – ¡otoño! - . Faro

de abierta luz.

 

Desamparo

después. ¿Dónde tu belleza?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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