El abrazo del gorila: Zoobotánico Jerez - Página oficial

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EL ABRAZO DEL GORILA

Al gorila protagonista de nuestra tierna historia y, de otras muchas que iremos contando, le llamaban el gorila grande.

 

Los gorilas son criaturas pacíficas y tiernas, que jamás usan la fuerza si no es para defenderse o proteger a su familia. Incluso cuando están en cautividad, su comportamiento es ejemplar. Siempre nos enseñan mucho a los humanos. Cuenta nuestro querido Pepe Bela, que por los años 60 una familia visitó el Zoo con su hija de cinco años. En un descuido, la niña saltó la valla y se acercó a los barrotes del gorila grande, que sacó sus brazos y la atrajo hacia los barrotes con suavidad para abrazarla. Aquello fue muy impresionante. ¿Qué hacer? Por consejo del conservador del Zoo, José María Lassaleta, no se molestó ni nadie se movió ni habló. Así durante unos diez o quince minutos. La pequeña con gran entereza no lloraba aunque parecía comprender lo que pasaba.

El animal, sin hacerle ningún daño, le lamía los brazos, las manos y hasta la acariciaba. Un niño tiró un caramelo al gorila por casualidad y, éste se distrajo y fue a recogerlo, soltando a la niña. Entonces, rápidamente fue retirada de la valla y de los barrotes. Se comprobó que la niña estaba bien, aunque quienes lo pasaron fatal fueron sus padres y el personal del Zoo. Los padres rápidamente se abrazaron a Lassaleta. Aquellas fueron escenas de fuerte emoción, comentó nuestro compañero Pepe Bela, que las vivió y nos las contó. Ojalá los humanos aprendamos mucho de los gorilas y así disfrutemos de la naturaleza como hacen estos primates. Estos hacen la cama cada día en un árbol distinto y cuidan y educan a las crías. Los gorilas adultos respetan y le consienten todo a los bebés, pero a cierta edad, estos últimos tienen que respetar a los mayores. Las madres llevan a sus crías hasta los cuatro años encima del lomo, enseñándole los frutos buenos, las hierbas que se toman para diferentes necesidades y sobre todo, a poner postura de sumisión cuando llega un adulto.

¡Habría tanto que contar y que aprender de los gorilas!

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